De un mal polvo ... líbranos Señor te rogamos

Luego de un mal polvo, viene otro peor. Por eso decidimos terminar con la mala racha y dedicarnos al sexo de ciudad. Caminar por Santiago con el condón en la cartera. Dejar de preguntarnos ¿me saco la polera? ¿me sacará el sostén? Agarrar los calzones y tirarlos por la ventana. Y simplemente tirarnos al de al lado. De frente. Y de costado.

jueves, junio 1

El incómodo

Hay polvos que no son tan buenos en si, pero que dejan huella por lo inusuales. El del bus, en el último asiento, con ventanas empañadas, nunca lo olvidaré; y claro la torticolis y el lumbago no me lo permitieron. Lo bueno es que pasamos muy piola: él con su mano en mi boca y la mia en la suya. Él único que lo notó fue el del asiento de adelante o más bien a mi espalda.

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