El incómodo
Hay polvos que no son tan buenos en si, pero que dejan huella por lo inusuales. El del bus, en el último asiento, con ventanas empañadas, nunca lo olvidaré; y claro la torticolis y el lumbago no me lo permitieron. Lo bueno es que pasamos muy piola: él con su mano en mi boca y la mia en la suya. Él único que lo notó fue el del asiento de adelante o más bien a mi espalda.
1 Comments:
At 9:20 a. m., Unknown said…
gritan mucho?
saludos
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