De un mal polvo ... líbranos Señor te rogamos

Luego de un mal polvo, viene otro peor. Por eso decidimos terminar con la mala racha y dedicarnos al sexo de ciudad. Caminar por Santiago con el condón en la cartera. Dejar de preguntarnos ¿me saco la polera? ¿me sacará el sostén? Agarrar los calzones y tirarlos por la ventana. Y simplemente tirarnos al de al lado. De frente. Y de costado.

viernes, abril 27

¿Vamos de nuevo?

Hay momentos cruciales a la hora de saber si un polvo se convertirá en constante. Porque el que sabe, sabe; y porque la hora de los quiubo llega siempre.
Para mí, lo es el desayuno. Después de una noche apasionada, en la mañana, cuando comienzas tu día; tu cotidianeidad; cuando te despiertas sin los artificios de la noche anterior, y aún persiste la buena onda, a pesar de no estar omnubilada por la luz nocturna, ahí es cuando te das cuenta si valdría tirartelo de nuevo.